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A día de hoy seguro que ya sabes algo más sobre el dolor femoropatelar, por lo que hemos contado en las dos entradas pasadas. Desde la introducción de la patología, hasta su correcto diagnóstico y evaluación. Pues bien, queda el último vértice del triángulo del correcto manejo de los pacientes, el tratamiento.

El tratamiento siempre debe basarse en lo recogido en la entrevista personal con el paciente, y SU sintomatología y situación, y recalco en ese SU, porque es fundamental individualizar el tratamiento al paciente. Verás, como sabes, cada persona es un mundo, y cada persona vive su patología de una manera, por tanto, basándonos en lo que nos dice la literatura científica más actual, poniendo el paciente en el centro del tratamiento, vamos a obtener un buen resultado y la total recuperación del paciente.

Bien, ¿qué nos dice la literatura científica? Es una buena pregunta, y tiene muchas y muy buenas respuestas.

El tratamiento de las lesiones de los tendones ha sido durante mucho tiempo una dura batalla para los profesionales. Afortunadamente a día de hoy sabemos mucho más acerca de los tendones. Una de las lecciones más importantes que nos ha enseñado la ciencia es que el reposo es el MAYOR enemigo a la hora de enfrentarte a una lesión del tendón. Como hemos señalado en entradas anteriores, el tendón es un tejido vivo en constantes procesos de adaptación. Si un tendón se ha lesionado porque hemos sobrepasado su capacidad de resistir un cierto ejercicio a una cierta intensidad, el reposo va a hacer que ese tendón se “adapte” al reposo y en un breve corto de plazo va a tener aún menos capacidad de resistencia de la que tenía antes de la lesión. Este detalle crea el caldo de cultivo perfecto para que esa lesión no termine nunca de recuperarse y esté dándonos la lata de manera continuada. Si has tenido un problema de tendón, seguro que esas recaídas te suenan.  No te asustes si acudes a un fisio con una lesión en el tendón y te pone enseguida a realizar ejercicio, al contrario, muy probablemente estés en buenas manos.

De este modo, el tratamiento general de una tendinopatía debe tener los siguientes puntos:

Tal y como explicamos en un post anterior que hablaba sobre los factores de riesgo de las tendinopatía (tendinitis), lo que a priori parece un problema de tendón a veces no lo es y puede llegar a confundir incluso a los profesionales que estamos acostumbrados a tratar este tipo de patologías.

 

El diagnóstico de una tendinopatía no siempre será a través de una resonancia o una ecografía, de hecho, en muchas ocasiones se detectan tendones con mucha degeneración en pacientes que no han tenido nunca ningún tipo de dolor y viceversa, podemos encontrar pacientes con mucho dolor y que no presentan ninguna señal degenerativa en las pruebas de imagen. Lo más importante serán los síntomas. Estos son los tres principales.